Hoy publicamos las fotos y crónica de los días vividos en el Camino Francés por Félix Tafalla, seguidor y amigo de este blog, en esta ocasión del tramo que discurre entre Burgos y Ponferrada.
El 21 de mayo en compañía de Carlos retomo el Camino en Burgos, lugar donde lo habíamos interrumpido el pasado año, nuestra amistad nació en el Camino, también nos acompaña Salva compañero de trabajo recién llegado al club de los jubilados.
En la primer jornada, con frío y lluvia, partimos de esta preciosa ciudad pasadas las siete de la mañana en dirección a Castrojeriz, parada en el tranquilo pueblo de Rabé de las Calzadas a desayunar, donde nos regalan una medalla de la Virgen para que nos de suerte en el Camino. Con la salvedad de la cuesta Matamulos y un tramo de camino muy embarrado cerca de San Bol, en el que más de un bicigrino se quedó clavado, disfrutamos de esta primera jornada, hasta que al final de la larga pista en la que hundido en el paisaje encontramos Hontanas, donde decidimos pasar la noche.
Hontanas marca el inicio de una etapa repleta de hitos jacobeos, ruinas de San Antón, virgen del Manzano, Castrojeriz, alto de Mostelares, hospital de San Miguel, puente Fitero, Itero de La Vega, alto del Paso Largo, el espectacular rollo de Boadilla y ...
... como remate de la jornada un agradable paseo junto al canal de Castilla, para después de cruzar sobre las esclusas del canal, alcanzar Frómista donde la iglesia de San Martín, nos deslumbra con su belleza y damos por finalizada la etapa.
La salida de Frómista la hacemos entre la insistente presencia de parejas de mojones y a ritmo de cuatro bastones, pues mi compañero ya se convenció de su utilidad y agradece su apoyo, es el tercer día de principiante y le empieza a pesar el camino en los pies. Poco a poco vamos dejando atrás Población y Revenga de Campos, Villalcazar de Sirga con parada para desayunar, con la llegada a Carrión de los Condes “Salva” hace un casi obligado cambio de “neumáticos” para aliviar sus maltrechos pies, dándole nuevos ánimos lo que nos permite seguir por el tortuoso e interminable tramo de calzada, hasta Calzadilla de la Cueza donde pernoctamos.
El jueves 24, con los ánimos renovados comenzamos a caminar muy pronto desde Calzadilla de la Cueza; se suceden Ledigos, Terradillo de los Templarios y Moratinos con sus bodegas escavadas en la tierra, donde un refrigerio y un descanso nos vienen de perillas, especialmente al “novato”. En el trayecto entre San Nicolás y la ermita de la Virgen del Puente entramos en la provincia de Palencia, falta poco para Sahagún. Tras la cerveza de rigor, Carlos y yo continuamos, mientras Salva prefiere seguir a su ritmo hasta Bercianos del Real Camino, es aquí donde el trio se deshace, pues Salva decide quedarse con previsiones de continuar su aventura, en mejor ocasión; mientras nosotros decidimos pese al fuerte calor seguir hasta el Burgo Ranero.
Para no retrasar la cita que tenemos con mi amigo Ignacio en León, que caminará unos días con nosotros, ponemos los pies en el Camino a las 6,20 de la mañana no parando a repostar hasta Mansilla de las Mulas. La entrada en León la hacemos bajo una cortina de agua, siendo excelentemente recibidos en el albergue de las Benedictinas, tras la colada hacemos un poco de tiempo tomando unos vinos del Bierzo, hasta la hora de la misa del Peregrino con las Benedictinas. Mientras nos enteramos que Salva está en el autobús camino de Oviedo. Cuando aparece el “esperado” Ignacio, el albergue ya estaba completo, pero como no … las monjas le prepararon un colchón en el suelo, como es joven durmió como en la mejor cama.
Tras el desayuno en las Benedictinas, dejamos León en dirección a la Virgen del Camino, donde sin saber porqué tomamos la dirección de Villar de Mazarife para seguir a Hospital de Órbigo, donde se preparan para conmemorar las justas de Don Suero de Quiñones en el Paso Honroso, hoy será el pintoresco albergue Karl Leisner, quien nos ayude a recuperarnos para la jornada de mañana.
Comenzamos la jornada con la intención de llegar al Cowboy del Ganso a comer, pues quedamos con los padres de Ignacio y su novia.
Desde el crucero de Santo Toribio ya avistamos Astorga, monumental ciudad que alcanzamos y cruzamos, deleitándonos con sus mosaicos, plazas, palacio Episcopal y Catedral con el Pero Mato.
A la salida de Astorga nos encontramos la ermita del Ecce Homo de Valdeviejas, de aquí a Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza y en hora El Ganso.
Hoy "maldormimos" en el albergue Gabino, pues un grupo de italianos nos dieron la noche. Iniciamos la etapa con un peso extra, ya que es el penúltimo día que tenemos disponible para caminar, además los pies ya está un poco tocados y afrontamos el mítico ascenso a la Cruz de Ferro. Afortunadamente dejamos atrás sin demasiado esfuerzo Rabanal del Camino y llegamos a Foncebadón, donde un ligero refrigerio nos da fuerza para llegar a la Cruz de Ferro.
Imagen patética la que presenciamos, llegan varios autocares llenos de excursionistas extranjeros, para hacerse la “foto” y dirán que hicieron el Camino.
Desde aquí a Manjarín, donde Tomás defiende pacíficamente el último asentamiento templario, también con turistas. La entrada al Bierzo se hace por El Acebo, precioso pueblo con unas jarras de cerveza excelentes, solo nos queda un permanente descenso, por Riego de Ambrós hasta Molinaseca, donde nos quedamos en el muy buen albergue de Santa María, curiosamente éramos los únicos españoles.
A la mañana siguiente, solo disponíamos de tiempo para llegar a Ponferrada, donde hicimos las fotos de rigor ante el Castillo Templario y a comprar los billetes para regresar a casa, eso sí con la ilusión de regresar lo más pronto posible para continuar el Camino.