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23 feb 2011

Caminos de Piedra


Con el regreso de la lluvia, los caminos del Norte se vuelven a inundar (algún tramo parece una piscina desde septiembre) y nos vienen a la memoria, los ingeniosamente construidos por nuestros antepasados para librarse de una manera práctica, con escaso mantenimiento y de gran duración, de los efectos del agua en las vías de comunicación.


Los romanos nos dejaron en herencia numerosos ejemplos de su maestría constructiva, ya que en el S.XXI todavía disfrutamos de sus obras y pese a la falta de mantenimiento, algunas gozan de mejor salud que las construidas unos cuantos siglos más tarde.


También debemos hacer mención a los caminos reales, para los que se pusieron en marcha innovadores métodos de mantenimiento, pues la obligación de conservar en perfecto estado de utilización los mismos, era compartida tanto por los propietarios de las fincas colindantes, como por las autoridades locales por donde discurrían y por los usuarios.
Pontazgos, portazgos, peajes y sisas, fueron impuestos creados con el fin de financiar el mantenimiento y creación de estas vías de comunicación, de los que por sucesivos fueros y privilegios reales estaban exentos los Peregrinos, a cambio debían de... “facer pelegrinaje con gran devoción, diziendo e faciendo bien, e guardándose de facer mal, non andando faciendo mercaderías nin arloterías por el camino; e debense llegar temprano a la posada...”


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