Con el vertido de la sidra en los “cascos” (toneles), da comienzo la faena vespertina. Poco a poco con la ayuda de un “xarru” (jarro) un “calderu” (cubo) y un embudu, se va pasando la sidra desde los “tinos” (recipiente en el que cae desde el lagar) a la que será su morada, hasta otro menguante, más o menos lejano, en función de la capacidad en “pipes” (medida equivalente a 450 litros o 50 cajas) del “cascu”.
Para que la sidra siga “pingando” (saliendo) es necesario apretar el llagar, esto se hace colocando, directamente sobre la “magalla” unas tablas conocidas como “verdugos”, sobre las que se colocan transversalmente otras llamadas “carneros”.
Sobre esta estructura, que debe estar perfectamente equilibrada, comenzará a ejercer presión el “marrán”, pieza sobre la que se asienta la base del “fusu”, que con la ayuda de una larga y fuerte vara, se va apretando poco a poco.
Con Jandro, sobre el "marrán" |
Este proceso se lleva a cabo las veces necesarias durante los tres o cuatro días siguientes a la mayada, hasta que el “llagar” deje de “pingar”y "la magalla" quede en el mínimo espesor.
Sobre nuestras cabezas, se puede ver la vara de apretar el "fusu" |
Con la extracción de las últimas “xarras” del “torcipié” (así se denomina la última sidra, que sale de una "llagarada" por ser del pie del llagar) prácticamente finaliza el proceso.
Ahora únicamente resta, ir rellenando los "cascos" según comiencen a “ferver” (fermentar), con sidra que se habrá dejado en garrafas para tal efecto, vaciar de magalla (se utiliza como alimento para el ganado) limpiar las maderas del llagar y esperar que llegue el momento de probar la nueva cosecha.
Los términos empleados para describir, las partes del "llagar", utensilios o tareas, son los que utilizan nuestros tios Jandro y Manolo en Solares, parroquia de Coro en Villaviciosa, lugar por el que antaño era frecuente el paso o pernocta de "Probes" o "Peregrinos" camino a San Salvador y de Santiago.
Manolo y Jandro |