Mis vacaciones ya están a punto de finalizar, pero antes debíamos de cumplir con la tradicional visita a la “Santina”. Como venimos haciendo en los últimos años, dividimos el recorrido en dos etapas; en la primer jornada el tramo entre Villaviciosa y Cangas de Onís, para llegar a Covadonga al día siguiente.
En torno a las siete de la mañana del viernes, Yoli y yo nos pusimos en marcha en dirección a Sietes, primer “puerto” de la etapa y lugar perfecto para el primer café del día. Con la salvedad de algunos “problemillas técnicos” de Yoli, cumplimos las previsiones sin novedad.
Solventados los “problemillas” alcanzamos Anayo, la mayor dificultad del recorrido, antes de lo previsto y sin que el sol apriete demasiado.
Tras el obligado repostaje, comienza el descenso por La Retuerta, Borines, Vallobal hasta Miyares donde una tapa de queso y unas cervezas, nos aportan la energía necesaria para afrontar el siguiente tramo.
Bajo un sol abrasador vamos dejando atrás, La Estrada, La Goleta y los sucesivos barios de Sorribes, para después de atravesar el río Cua iniciar la corta ascensión a La Viña, desde donde descendemos a Prunales, donde repondremos nuevamente fuerzas.
Con la compañía de un sol de justicia, nos toca lidiar con los tres kilómetros de arcén que nos separan de Ozanes, desde donde ascendemos por el Romillín a la ermita de San José y a la sombra de la arbolada pista de Los Tocones nos plantamos en la Vega de los Caseros. Solo nos queda un corto paseo, con el recuerdo del “paxarón” de Yoli del año pasado, para alcanzar Cangas de Onís.
El sábado para la segunda etapa igual que el año pasado, se incorporó Ana, pero la sorpresa es que Joaquín junior, decide hacer su debut en esto de peregrinar a Covadonga.
Pese a la permanente compañía de un fuerte “orbayu”, los cuatro disfrutamos con esta corta etapa que en su primera mitad, discurre íntegramente por un camino asfaltado hasta el pueblo de Celorio.
Desde aquí iniciamos la travesía de Soto de Cangas, para continuar por el andadero que paralelo a la carretera sigue por La Riera, Moñigo, El Repelao y sin ninguna dificultad llega a Covadonga.
Después de agradecer a “La Santina” el habernos permitido volver un año más, solo nos queda el regreso a casa y disfrutar a tope de mis últimas horas de vacaciones.