En San Juán del Padornelo, con el simpático Franciscano, que lo mantiene abierto en verano. |
Terminamos ayer nuestro mini camino, de momento, con una caminata desde Hospital de la Condesa a Samos.
Curiosa familia "bicigrina", a la madre e hija, les precede el padre y hermano |
Unos cuantos kilómetros que se hicieron muy cómodos hasta Triacastela, en una mañana espléndida, caminos muy bonitos sin apenas desniveles y paisajes espléndidos; es decir justo para disfrutar.
Albergue de Triacastela |
Por eso y porque llegamos bien y pronto, decidimos seguir un poco más y tratar de llegar a Samos.
Salir de Triacastela en esa dirección cuesta un poco, porque hay algo más de tres kilómetros de asfalto que se hacen molestos, sobre todo si aprieta el calor.
El Oribio, a su paso por San Cristovo do Real |
Es verdad que después vuelve la tónica de la etapa, el camino a la vereda de un rio y entre arboledas nos protegían del sol de justicia que anunciaba tormenta.
Y ... de pronto, aparece Samos |
La llegada a Samos, con una vista impresionante del monasterio, los truenos, relámpagos y las primeras gotas, es de esas experiencias que no se olvidan.
Monasterio de San Julián y Santa Basilisa de Samos |
El camino de vuelta lo hicimos ya pensando en la semanita que necesitamos para intentar llegar a Santiago y ponerse a prueba una vez más.
¡Buen Camino!
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