Lugar: Capilla de Nuestra Señora de la Bienvenida
Situación: Parroquia de Vega de Poja, municipio de Siero
Localización: Lat. 43º 23’ 55.76’’ N - Long. 5º 37’ 44.64’’ W
Etapa en la que se encuentra: Villaviciosa - Pola de Siero
Dista: 7,8 Kmts. desde Vega de Sariego - 4,5 Kmts. hasta Pola de Siero
Altitud: 174 mts.
Camino: Norte
Provincia: Asturias
La Capilla de Nuestra Señora de la Bienvenida se encuentra en el tramo Camino recuperado hace un tiempo, para entrar en Pola de Siero desde la Vega de Sariego.
Esta alternativa a la AS-331, se toma nada más dejar atrás el cartel que indica el final de Aveno, abandonando el asfalto por la izquierda, a través de un marcado y señalizado camino, que sobre una pasarela de madera salva el pequeño curso del río Cuna o Seco, para después de recorrer algo más de 1 km. alcanzar el campo en el que se levanta la pequeña ermita, lugar que en otros tiempos fue sitio de paso y reposo de Peregrinos en su Camino a Oviedo y Compostela.
Cuenta la tradición que en el entorno de Vega existió un monasterio, cuyo prior tenía por costumbre salir a recibir a los Peregrinos que se dirigían a Santiago por esta ruta, a través de la campiña sierense.
Junto a una libra de pan y un jergón de hojas de maíz para el descanso, dicho prior les daba la "bienvenida", lo que se considera el origen del nombre de la capilla.
En la actualidad solo conserva dos cuerpos, de los tres que tenía, pues el atrio fue destruido en la guerra civil. De estructura cuadrangular con cubierta de madera y tejado a dos aguas, en el interior se puede ver el arco de triunfo que da paso al ábside cubierto por bóveda de cañón.
Llama la atención la última hilada de las piedras del ábside que están decoradas con acanaladuras.
Después de 1.700 m. de haber dejado atrás el campo de la ermita de La Bienvenida, los Peregrinos se encuentran con otro lugar que antaño fue paso obligado para los que les precedieron en esta peregrinación norteña; el puente de La Recuna.
Construido en el siglo XVI con un solo ojo de bóveda de cañón y sin pretiles, permite salvar el cauce del rio Cuna, Recuna o Seco. La autoría se le otorga al maestro cantero cántabro, Juán de Cerecedo “El Mozo”, que también intervino en las obras de la Catedral de Oviedo y otros puentes como el de Brañes, Lugones o Puente de Gallegos.
Se dice que el puente también daba paso, desde Pola de Siero, a la antigua malatería de Marcenado, importante institución hospitalaria de la que se tienen noticias en la segunda mitad del siglo XIII y que además de a leprosos, también atendía a pobres, enfermos y caminantes.
Llama la atención la última hilada de las piedras del ábside que están decoradas con acanaladuras.
Después de 1.700 m. de haber dejado atrás el campo de la ermita de La Bienvenida, los Peregrinos se encuentran con otro lugar que antaño fue paso obligado para los que les precedieron en esta peregrinación norteña; el puente de La Recuna.
Construido en el siglo XVI con un solo ojo de bóveda de cañón y sin pretiles, permite salvar el cauce del rio Cuna, Recuna o Seco. La autoría se le otorga al maestro cantero cántabro, Juán de Cerecedo “El Mozo”, que también intervino en las obras de la Catedral de Oviedo y otros puentes como el de Brañes, Lugones o Puente de Gallegos.
Se dice que el puente también daba paso, desde Pola de Siero, a la antigua malatería de Marcenado, importante institución hospitalaria de la que se tienen noticias en la segunda mitad del siglo XIII y que además de a leprosos, también atendía a pobres, enfermos y caminantes.
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