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30 oct 2018

"El Passo Honroso"


Una de las leyendas más conocidas por tierras leonesas es la del Passo Honroso, hechos que dependiendo del autor, se sitúan sobre el propio Puente Órbigo, en uno de sus márgenes o en un lugar cercano.


Sea en el lugar que fuere en la actualidad las justas se rememoran, durante un fin de semana del mes de julio, en el gran campo que se creó junto al puente en el cauce seco del río, tras la construcción de la presa de Barrios de Luna que además de producir energía ayuda a regular su caudal. 


Nosotros reproducimos la narración de los hechos según el capítulo XII del tomo II de Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela obra de: Luis Vázquez de Parga, Jose Mª Lacarra y Juan Uría Riu. 


El año 1434 cayó el día del Apóstol en domingo, y en días próximos a esta fecha, allá junto al puente, imaginó al gran caballero leonés Suero de Quiñones unas justas o passo honrroso, del que nos quedan sabrosas memorias siempre solicitadas por aquellos que gustan de solazarse con las lecturas de las cosas propias de la caballería. Entregó D. Suero un cartel de desafío a un heraldo, en el que decía que, hallándose en prisión de una Señora desde hacía tiempo – en señal de la cual traía todos los jueves un fierro al cuello -, había concertado, en nombre del Apóstol, un rescate consciente de la ruptura por el asta de trescientas lanzas, que habían de lograr él y sus caballeros. 

Foto: fiestas históricas.es

El lugar de las justas se hallaba “cerca de la puente de Órbigo, arredrado un tanto del camino”, expresándose en otro lugar de la crónica que las narra, que era camino romero de Santiago, por donde las mas gentes suelen pasar para la ciudad, donde su sancta sepultura está
Allí junto al camino francés, había una floresta, por el medio de la cual armaron los maestros una gran liza de madera. Duraron las justas treinta días, a contar de 10 de julio, y justaron como buenos D. Suero y los suyos, en número de nueve caballeros contra sesenta y ocho, franceses, italianos, alemanes, portugueses y españoles, en la forma que día por día va relatando el escribano Pedro Rodríguez de Lena, presente al acto. 

Foto: fiestas históricas.es

Las justas habían que realizarse por veintidós capítulos, de los cuales el 14 se refería al caballero que fuere camino derecho a la santa romería, y al que se promete en el referido capítulo no estorbar, no acostándose al dicho lugar del Passo. Disponía el cuarto que la señora que no llevase caballero que por ella hiciese armas, había de entregar el guante de la mano derecha, mas dióse el caso de que hasta algunas de las que venían con sus maridos en peregrinación se hallasen en trance de perderla ante la negativa por parte de aquellos de tomar parte en las justas.

Foto: fiestas históricas.es

Los jueces, comprendiendo las razones de estos caballeros peregrinos, devolvieron a las damas sus guantes, por non parescer que iban contra la devoción de la cristiana romeríaTerminada la fiesta de caballería – solo interrumpida el día de Santiago, en el que a jueces y justadores no pareció bien tratar las armas – y en la que hubo que lamentar la muerte de un caballero aragonés en la lucha, encamináronse muchos a Compostela, donde Suero de Quiñones ofreció al Apóstol un brazalete de oro, regalo al parecer, y recuerdo, de la dama por quien tan denodadamente lizó.



Se cuenta que un año más tarde D. Suero se casó con doña Leonor y 24 años más tarde, D. Suero murió a manos de uno de los caballeros derrotados en las justas.

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