Hace unos años, antes de los cambios de ubicación de la oficina del Peregrin@, en uno de los descansillos de la vieja escalera, ...
... amenizaba la espera el romance que relata la peregrinación de don Gaiferos de Mormaltán a Compostela.
Según revelan algunos estudios, el personaje de Gaiferos de Mormaltán, es el Duque Guillermo X de Poitou, X Duque de Aquitania y Conde de Vienne, fallecido el Viernes Santo del año 1137 ante el Altar Mayor de la Catedral Compostelana.
“Adónde va aquel romero, mi romero adónde irá,
camino de Compostela, no sé si allí llegará.
Los pies cubiertos de sangre, ya no puede más andar
pobrecito, pobre viejo, no sé si allí llegará.
De largas y blancas barbas, ojos de dulce mirar,
ojos tristes, leonados, verdes como agua de mar.
¿Adónde vas, peregrino, adónde quieres llegar?
Camino de Compostela, donde yo tengo mi hogar.
Compostela, esa es mi tierra, la dejé siete años ha,
reluciente en siete soles, brillante como un altar.
Ven mi romero conmigo, juntos hemos de marchar,
yo a la Virgen canto trovas, la Virgen de Bonaval.
Yo me llamo don Gaiferos, Gaiferos de Mormaltán,
si ahora no tengo fuerzas, mi Santiago me las dará.
Llegaron a Compostela, fueron a la Catedral,
y de esta manera habló Gaiferos de Mormaltán:
Gracias mi señor Santiago, a tus pies me tienes ya,
si quieres tomar mi vida, ya me la puedes quitar,
que yo moriré contento en tu santa Catedral.
El viejo de barbas blancas cayó mirando el altar,
cerró los sus ojos verdes, verdes como agua de mar.
El obispo que esto oyó, allí lo mandó enterrar
y así murió, mis señores, Gaiferos de Mormaltán.
Este es un de los muchos milagros que Santiago sabe obrar”.
camiño de Compostela, non sei se alí chegará.
Os pés leva cheos de sangue, xa non pode máis andar
malpocado, probe vello, non sei se alí chegará.
Ten longas e brancas barbas, ollos de doce mirar,
ollos gazos leonados, verdes como a auga do mar.
I onde ides meu romeiro, onde queredes chegar
Camiño de Compostela donde teño o meu fogar.
Compostela é miña terra, deixeina sete anos hai,
reluciente en sete soles, brilante como un altar.
Cóllase a min meu vellino, vamos xuntos camiñar,
eu son trobeiro das trobas da Virxe de Bonaval.
I eu chámome don Gaiferos, Gaiferos de Mormaltán,
se agora non teño forzas, meu Santiago mas dará.
Chegaron a Compostela, foron á Catedral,
Ai, desta maneira falou Gaiferos de Mormaltán:
Gracias meu señor Santiago, aos vosos pés me tes xa,
si queres tirarme a vida, pódesme señor tirar,
porque morrerei contento nesta santa Catedral.
E o vello das brancas barbas caíu tendido no chan,
Pechou os seus ollos verdes, verdes como auga do mar.
O bispo que esto oíu, alí o mandou enterrar
e así morreu señores, Gaiferos de Mormaltán.
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