Pese a las buenas intenciones que teníamos para el pasado domingo, de dar un paseo por el Camino, la lluvia, un poco de vagancia y las ganas de dormir la mañana, nos "obligaron" a realizar un rápido cambio de planes.
Decidimos darnos un pequeño paseo gastronómico por Lastres; precioso pueblo marinero, en el que se tiene constancia que desde principios del siglo XVIII abría sus puertas a los pobres caminantes, una fundación pía que disponía de siete camas atendida por una mujer, siendo patrono Bernardo del Castillo, vecino de la villa que lo mantenía a sus expensas por devoción.
Después de comer, una visita a la ermita del Buen Suceso, bajada al puerto, paseo por el espigón, chaparrón y luces de invierno ... día perfecto.
Con el tiempo que hace tampoco está para mucho, además todo lo que lleve la palabra "gastronómico" siempre esta bien jeje.
ResponderEliminarUn abrazo, que hacía mucho que no os visitaba.
Nos alegra mucho, verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarLa verdad es que el tiempo está pa tomar unos culinos y comer algo, lo peor será recuperar la forma.
Un abrazo muy fuerte y gracias por seguirnos.