Con la esperanza de que la tregua climatológica que estamos disfrutando en éstos días por el Norte, sea la definitiva y la primavera haya venido para quedarse.
Durante la mañana del pasado domingo, cumplimos con las tradiciones de bendecir los ramos y las palmas en La Oliva y acompañar a la "Burra" en la procesión de Ramos, hasta la iglesia parroquial.
Y durante el corto paseo vespertino, descubrimos la solución para este incomodo cambio horario con que nos castigan un año tras otro.
Los parroquianos de Carda, a las puertas de Villaviciosa en El Camino del Norte, dieron con la clave para dejar de preocuparse.
Ni cortos ni perezosos, se cargaron el reloj de la iglesia, para pintar en su lugar uno que marca permanentemente las cinco, para unos de la mañana y para otros …
… como para el Peregrino que el domingo alcanzaba la Villa a esa hora, de la tarde, bueno por la hora antigua, pero eso es lo de menos.
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