Poco a poco vamos dejando abajo Ribadeo y al otro lado de la ría, Figueras y Castropol transitando los primeros kilómetros, hasta la Capilla del Carmen a las puertas de Vilela, todavía a la sombra por una cómoda sucesión de caminos y carreteras.
Superado Vilela y el bar A Pena, otro cómodo tramo de caminos y carreterillas nos lleva hasta A Ponte de Arante, ...
... donde los parroquianos salían de misa y nos permiten visitar el bonito interior de la iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes.
Tal y como nos dijo una señora al salir del templo;
“mal día pa subir la cuesta” y que razón tenía, ...
... un primer kilómetro en el que se superan 200 m. desnivel, es preludio de los 5 km. de permanente ascenso que recorremos hasta alcanzar el alto de Arante.
Ahora toca descender a Villamartín Pequeño donde afrontamos otros 700 m. de empinada rampa, hasta la Capilla del Carmen de Villamartín Grande.
Aquí, en un confortable lugar habilitado por un@ parroquian@ que incluye una máquina con bebidas frías, reponemos fuerzas y leemos la sincera expresión de un Peregrino con respecto a la “cuestita en cuestión”:
“mecagon too”.
Otro tramo de un par de kilómetros entre eucaliptus y descendemos a Gondán y san Xusto, lugares en los que existen un par de albergues y un bar restaurante.
Solo nos restan menos de 5 km. para alcanzar Lourenzá, pero todavía nos espera la dura rampa de ascenso al collado de Monte Calvario, en la que se salvan 100 m. de desnivel en apenas medio kilómetro.
Ésta comienza después de dejar por la derecha la iglesia de San Xusto de Cabarcos y como sugiere su nombre, con el sol calentando a tope y a la altura de etapa que nos encontrábamos, casi nos da la puntilla.
Afortunadamente lo que resta de etapa es un cómodo descenso hasta Vilanova de Lourenzá, desde donde después de brindar con la merecida cerveza regresamos a Ribadeo, en taxi claro, para recoger el coche y poner rumbo a casa.
Es una verdadera pena el estado de conservación y desaprovechamiento, en el que se encuentra el monasterio de San Salvador, bueno como tantos otros, ... Valdediós, Cornellana, Obona, San Antolín, etc.
En resumen: casi 29 km. de carreterillas y caminos entre eucaliptus, plantaciones de maíz y tierras de labranza, jalonados por pequeños pueblos y caserías, con un calor considerable y bastantes Peregrin@s desde el inicio al final de la etapa.
Mientras que la señalización es francamente buena, teniendo en cuenta el cambio de sentido de la concha, las infraestructuras son bastante justas, pues los lugares para avituallarse son escasos y los albergues tienen poca capacidad.
La próxima semana toca descanso, pues celebraremos San Joaquín y Santa Ana. Para la siguiente 2 de agosto, si nada lo impide, retomaremos en Villanova de Lourenzá el Camino y en está ocasión para intentar no dejarlo hasta alcanzar Compostela, además me parece que en vez de tres vamos a ser cuatro.