Aunque el paseo por las escalonadas cubiertas de la Catedral, que durante siglos libremente dieron los Peregrinos llegados hasta la tumba del Apóstol, en la actualidad esté restringido a visitas guiadas previo pago y reserva, bien merece la pena intentarlo.
Si bien es verdad que hoy la visita tiene un objetivo bien distinto al de aquellos que lo hacían antaño, no podemos olvidar los poderosos motivos que los llevaban hasta los tejados catedralicios.
El objetivo principal y casi único de la visita era una pila de piedra con forma rectangular y rematada por una cruz de bronce, situada sobre la girola en el lado este del cimborrio, conocida popularmente como la Cruz de los Farrapos.
Nombre que recibe por ser el lugar donde los Peregrinos, durante siglos quemaron sus ropas como símbolo de purificación y renacimiento tras su peregrinación, rito que en la actualidad se realiza “con ciertas restricciones” en Finisterre.
Pero además se decía que quien no llegaba a besar o tocar su esférica peana, no podía dar por finalizada la peregrinación.
La bola se colocó de modo que cualquiera pueda tocarla, independientemente de su altura, siendo considerado este hecho como un gran milagro.
Tampoco están exentos, de su particular leyenda, los agujeros que se encuentran bajo la cruz, de los que se dice que quien no pueda pasar a través de ellos es que carga con un pecado mortal.
Foto: Vivir Galicia |
Jajaja, ya no me pillais..
ResponderEliminarDisfrutar que además está Primaveral,
Un abrazu!!
Un abrazu Toro y buen regreso a casa.
EliminarEs una cosa interesante que quizás mucha gente desconozca. Gracias.
ResponderEliminarGracias Jose Luis.
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