13 jul 2010

La vieira y otras señales


No conocemos a nadie de una cierta edad, que no desee hacer el camino de Santiago. Todos te lo dicen, es un deseo instalado en lo más hondo de nosotros mismos, el deseo de marchar, de comprobar si eres capaz, de acometer lo que parece una aventura. Algunos, muchos, se deciden a emprenderlo casi siempre animados por algún conocido o amigo.


Y aparece entonces el primer miedo :¿me perderé?, ¿estará bien señalizado? ¿cómo encontraré el camino en los bosques y lugares solitarios? Hoy en día es muy difícil perderse, aunque algunos lo consiguen porque el cansancio hace que caminen despistados sin prestar atención a las señales.


Las más abundantes e inconfundibles son las flechas amarillas, pintadas por voluntarios amantes del camino, es una marca solidaria, sencilla y sin pretensiones, pero muy eficaz. Su inventor fue Elías Valiña, cura de O Cebreiro, gran impulsor del camino, que en los años setenta del siglo pasado, compró a bajo precio pintura amarilla de la señalización de carreteras, que en aquel tiempo era de color amarillo, y con su Citroën dos caballos viajó hasta Saint Jean de Pied de Port y fue pintando las flechas en aquellos lugares donde había más peligro de perderse. Hoy se sigue utilizando y es una señal inequívoca del Camino de Santiago.


Otro símbolo bien conocido es la vieira o concha que se asocia directamente con el Camino de Santiago desde antiguo, debido a que los peregrinos medievales recogían una concha de vieira y la llevaban en el camino de vuelta sobre su capa o sombrero para demostrar que habían llegado a Compostela.


Hoy en día y desde el jacobeo de 1993 en el que esta ruta fue potenciada por el gobierno gallego con una gran campaña de publicidad, siendo declarada, la ruta francesa, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, existen mojones, azulejos y señales de todo tipo, a lo largo de la ruta, con el símbolo de la vieira, especialmente en los pueblos y ciudades.



Los caminos modernos muchas veces te desvían de la senda histórica por la construcción de carreteras, autopistas, ciudades. Enseguida lo sabemos porque la señal más clara de que vamos en la buena dirección es el Sol.



Siempre y constantemente por la parte izquierda de nuestro cuerpo: por la mañana en la parte izquierda de la nuca, a media mañana en el brazo izquierdo y por la tarde en la parte izquierda de la cara, siempre caminando hacia el Oeste. Cuando eso no es así sabemos que es una senda moderna que la mayoría de las veces nos hace dar largos rodeos.


Si hacemos caso a las señales es difícil perderse pero a veces, como en la misma vida, no vemos ni las más evidentes. Si estamos atentos cada vez que lleguemos a una encrucijada encontraremos una flecha, una vieira, un mojón que nos indican el camino a seguir.



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