Hoy se celebra en Oviedo la festividad de San Salvador y queremos hacernos eco de ello desde aquí ya que la asociación de Oviedo y Santiago como lugares de peregrinación, está históricamente presente desde el origen.
“Pelegrino tanto quiere decir como ome estraño, que va a visitar el Sepulcro Santo de Hierusalem e los otros Santos Logares en que nuestro Señor Jesu Christo nasció, vivió e tomó muerte e pasión por los pecadores; o que andan pelegrinaje a Santiago o a Sant Salvador de Oviedo o a otros logares de luenga e de estraña tierra”
(Primera Partida de Alfonso el Sabio)
La explicación del porqué de esta circunstancia es sencilla. Cuando se descubre, se crea o imagina a principios del siglo IX el sepulcro del Apóstol, el lugar donde se ubica era parte del reino de Asturias y el monarca Alfonso II, fundador de Oviedo, el primero que peregrina y manda construir el primer templo en lo que sería Santiago de Compostela.
Pero el rey que constituye en Oviedo la capital del reino, donde construye su palacio y a su lado una basílica que consagra al Salvador, quiere convertirla también, en una ciudad santuario. Para ello se trasladan desde Jerusalén a la Cámara Santa el Arca de la Reliquias, las más importantes de toda España. Al mismo tiempo que se donan a la catedral muchas riquezas.
Es por eso que pronto San Salvador de Oviedo, atrae a numerosos peregrinos que en la ida o en la vuelta a Santiago, pasaban por Oviedo a venerar las famosas reliquias. De la competencia que mantuvieron estos dos centros de peregrinaje informa la famosa coplilla: “Quien va a Santiago y no al Salvador….” Y ello a pesar de que la ruta clásica a Santiago descrita en la conocidísima guía del Liber Santi Jacobi no menciona para nada Oviedo en el itinerario que seguían desde Francia los peregrinos, quizás por ser una travesía difícil desde León y seguramente también porque cuando se publica dicha guía la monarquía había trasladado a León la capitalidad del reino y Oviedo había perdido su influencia política.
La imagen del Salvador, con fama de milagrosa, ante la que se han postrado millones de peregrinos, en la catedral de Oviedo, es una talla en piedra policromada, de cronología incierta, probablemente del siglo XII. El capitel de la columna en la que se apoya, está adornada con una cenefa de veneras (conchas), atributo por excelencia de Santiago peregrino.
Pero, la visita a San Salvador constituyó desde sus inicios un fin en sí mismo, no sólo como lugar de paso sino como destino final para venerar también las reliquias y obtener el jubileo de la Santa Cruz o “La Perdonanza”, origen de la fiesta de San Mateo en septiembre.
Hoy, como cada 6 de Agosto, la imagen del Salvador, estará adornada, como manda la tradición, con una aureola hecha con ramas de laurel que después de los actos religiosos los fieles llevarán a sus casas.
(Primera Partida de Alfonso el Sabio)
La explicación del porqué de esta circunstancia es sencilla. Cuando se descubre, se crea o imagina a principios del siglo IX el sepulcro del Apóstol, el lugar donde se ubica era parte del reino de Asturias y el monarca Alfonso II, fundador de Oviedo, el primero que peregrina y manda construir el primer templo en lo que sería Santiago de Compostela.
Pero el rey que constituye en Oviedo la capital del reino, donde construye su palacio y a su lado una basílica que consagra al Salvador, quiere convertirla también, en una ciudad santuario. Para ello se trasladan desde Jerusalén a la Cámara Santa el Arca de la Reliquias, las más importantes de toda España. Al mismo tiempo que se donan a la catedral muchas riquezas.
La imagen del Salvador, con fama de milagrosa, ante la que se han postrado millones de peregrinos, en la catedral de Oviedo, es una talla en piedra policromada, de cronología incierta, probablemente del siglo XII. El capitel de la columna en la que se apoya, está adornada con una cenefa de veneras (conchas), atributo por excelencia de Santiago peregrino.
Hoy, como cada 6 de Agosto, la imagen del Salvador, estará adornada, como manda la tradición, con una aureola hecha con ramas de laurel que después de los actos religiosos los fieles llevarán a sus casas.
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