Probablemente nos parezca un poco extraño, pero la primer función para la que se construyó este gran incensario, fue la de mitigar los efluvios procedentes de los cientos de peregrinos que abarrotaban, día tras día la Catedral de Santiago y que el agua de Lavacolla no podía eliminar. Para verlo funcionar debemos tener un poco de suerte, ya que durante el Año Santo solo hay certeza de que funcione todos los domingos en la misa del peregrino de mediodía, pero el resto de los años únicamente se pone en funcionamiento en las grandes celebraciones y en festividades puntuales. Si tenemos especial interés en verlo funcionar, siempre nos queda la opción de hacer una reserva y previo pago de trescientos euros, lo harán volar para nosotros.
Los vigilantes, camino de la Catedral |
La calidad de las fotos no es muy decente, pero este año los vigilantes de azul y amarillo lo ponen bastante difícil (pertenecen a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel) la verdad es que solo con el nombre ya imponen.
En la pestaña de Curiosidades aportamos más información sobre el gran echador de humo.
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