Hoy madrugamos un poco más y empezamos a caminar en El Ganso sobre las 8.30, con frío y el miedo que infundían unas nubes falsamente amenazantes que, afortunadamente, pronto se disiparon. Ascendemos una leve pendiente, entre robles y pinos, hasta Rabanal del Camino.
A la entrada encontramos la iglesia de la Vera Cruz, cuya historia recuerda uno de los mitos o leyendas del Camino. Pues se dice que fue mandada construir, para dar gracias, por un arriero después de transportar un supuesto tesoro hasta el pueblo y no encontrar al esperado receptor.
A la entrada encontramos la iglesia de la Vera Cruz, cuya historia recuerda uno de los mitos o leyendas del Camino. Pues se dice que fue mandada construir, para dar gracias, por un arriero después de transportar un supuesto tesoro hasta el pueblo y no encontrar al esperado receptor.
A partir de ahora la subida se hace algo más pronunciada alternando con largas llaneadas hasta Foncebadón, pueblo que Vicente recuerda en ruinas y que ahora está francamente cambiado y que vive gracias a los peregrinos.
Nos quedan apenas dos kilómetros para alcanzar uno de loa hitos del Camino, la Cruz de Fierro. Colocamos cuidadosamente la piedra que hemos traído desde casa y hablamos un rato con "frater Jerónimo", así nos dice que se llama y que, para nuestro asombro, está recogiendo toda clase de porquería que dejan algunas gentes que pasan por aquí, extrañándose de que haya tantos que "no entienden nada". ¡Este es un lugar sagrado! nos dice.
Comienza la bajada hasta Manjarín, aquí vive, desde hace casi veinte años, Tomás, el último templario, con toda una tropa de gentes antisistema, ácratas, indignados o qué se yo, hoy esperando que "petara el dólar", así nos lo dijo, y haciendo una especie de budú con un alambre atravesando un billete. Nos invita amablemente a comer sardinas con ellos pero decidimos que mejor seguimos un poco más.
Por fin El Acebo |
Ponferrada a la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario