| Saliendo de Negreira |
Después de la última etapa que me tocó escribir –Vicen lleva esto a rajatabla-, la llegada a Compostela, en la que lo único que importaba era llegar, y del bajoncillo de moral o falta de motivación de ayer, hoy el propio Camino vuelve a ser lo que realmente importa.
La primera parte, los primeros trece o catorce kilómetros, es uno de los paisajes más bonitos por los que hemos pasado estos días: el despuntar del sol al amanecer entre las hojas de un bosque de carbayos y los preciosos caminos hacen que el caminante se sienta ligero a pesar de que el cansancio empieza a ser importante.
Pequeñas subidas, no muy pronunciadas pero si constantes, llanear a veces y también algún descanso en bajada (como la vida misma, dice Rosa).
Se pasa por pequeñas aldeas sin ningún tipo de servicio hasta Vilaserío donde recuperamos fuerzas con un hermoso bocadillo.
| Reponiendo fuerzas en Vilaserío |
Caminamos otros seis o siete kilómetros hasta Sta. Mariña: descanso y aprovisionamiento de agua.
| Hórreos de Maroñas |
A partir de aquí el paisaje cambia completamente, grandes extensiones de plantaciones de maíz, subidas constantes (¡cuánto hay que subir para llegar al mar!) y un calor de 30º hace que la mochila pese mucho más y el ritmo se hace cansino.
¡Incluso Vicente olvida la cámara y ya casi no hace ni fotos!
Por eso decidimos dejarlo en Abeleiroas, donde, nos recogen los que regentan el Hotel San Jurjo (muy recomendable) donde pasaremos la noche.
| ¿Qué miras con esa cara de envidia? ¿nunca viste una vaca a la sombra y con los pies a remojo? |
Por eso decidimos dejarlo en Abeleiroas, donde, nos recogen los que regentan el Hotel San Jurjo (muy recomendable) donde pasaremos la noche.
| Lamentable estado de abandono del singular cruceiro de Bon Xesús |

Sois los mejores, x lante y "buen camino"
ResponderEliminarHola Luis, pese a no poder ver hoy Fisterra por culpa de la bruma, sabemos que ya queda muy poco.
EliminarGracias por los ánimos.
Un abrazo muy fuerte desde Cee