Lugar: Portomarín
El viejo Portomarín ya figura en documentos de los siglos IX y X, como lugar de parada del Camino de Santiago y como encomienda Templaria. Estaba formado por los barrios de San Pedro, en el margen izquierdo del Miño y el de San Nicolás en el derecho, estando ambas orillas unidas por un puente romano, destruido por doña Urraca y reconstruido por Pedro Peregrino en el año 1120.
La construcción del embalse de Belesar, obliga a levantar sobre el Monte do Cristo un nuevo asentamiento para los habitantes y edificios más emblemáticos del viejo Portomarín, antes que en 1963 el histórico emplazamiento quedase definitivamente bajo las aguas del rio Miño.
El edificio más representativo, de los trasladados piedra a piedra hasta el nuevo emplazamiento, es la iglesia parroquial de San Juan también llamada de San Nicolás, en cuyas paredes todavía se pueden ver los números que ayudaron a su traslado y reconstrucción.
La iglesia con su perfil rematado por una línea de castilletes, que le da un marcado aspecto militar, ya se divisa un trecho antes de iniciar el descenso al cauce del Miño.
El templo fue construido entre finales del siglo XII y el primer tercio del XIII, su nave única de gran altura, se ilumina con la luz que penetra por dos grandes rosetones que se abren en ambos hastiales. La nave se estructura en cinco tramos delimitados por pilastras y semicolumnas adosadas con capiteles en altura, en los que se apoyan los arcos fajones. El edificio dispone de tres portadas ricamente decoradas, para acceder a su interior.
En el tímpano de la portada sur, habitualmente utilizada como acceso al templo, se pueden ver tres figuras, representando la central al obispo San Nicolás según algunos autores. En sus capiteles se ven a seres monstruosos y en las ménsulas el tan repetido ciclo muerte resurrección, además los clásicos leones devorando personas.
La portada oeste o principal, también la de mayor tamaño, está situada en alto de una escalinata presidida por la figura de un Cristo en majestad rodeado por la representación de un coro de ancianos músicos en la arquivolta interior, completando el conjunto capiteles decorados con motivos florales.
En el tímpano de la ubicada en el muro norte, se representa la Anunciación, en la que el Arcángel San Gabriel comunica a María su destino, a lo que ella responde con las manos alzadas y las palmas vueltas en señal de conformidad.
También se trasladó al nuevo emplazamiento, la portada occidental de la iglesia de San Pedro, recolocándose en una pequeña iglesia de nueva planta en una zona ajardinada al norte de la de San Juan.
El tímpano de su portada, está decorado con dos pequeños arquillos, en los que aparece la dedicación del templo y la fecha de su consagración en el año 1182.
La misma suerte corrieron la Capilla de Las Nieves y el único arco superviviente del antiguo puente romano, sobre el que originalmente se colocó la capilla a la entrada de la villa.
También se salvaron; además de una hornacina con la imagen de Santa Clara, el palacio de Berbetoros, el del General Paredes original del siglo XVI y actual sede del Ayuntamiento, junto al pazo de Conde da Maza, contemporáneo del anterior que remata el bonito conjunto de la plaza mayor, del nuevo Portomarín.
Situación: Municipio y parroquia de Portomarín
Localización: Lat. 42º 48’ 27.2’’ N - Long. 7º 36’ 56.91’’ W
Etapa en la que se encuentra: Sarria - Portomarín
Dista: 22,0 Kmts. desde Sarria - 25,0 Kmts. a Palas de Rei
Altitud: 390 mts.
Camino: Francés
Provincia: Lugo
El viejo Portomarín ya figura en documentos de los siglos IX y X, como lugar de parada del Camino de Santiago y como encomienda Templaria. Estaba formado por los barrios de San Pedro, en el margen izquierdo del Miño y el de San Nicolás en el derecho, estando ambas orillas unidas por un puente romano, destruido por doña Urraca y reconstruido por Pedro Peregrino en el año 1120.
La construcción del embalse de Belesar, obliga a levantar sobre el Monte do Cristo un nuevo asentamiento para los habitantes y edificios más emblemáticos del viejo Portomarín, antes que en 1963 el histórico emplazamiento quedase definitivamente bajo las aguas del rio Miño.
El edificio más representativo, de los trasladados piedra a piedra hasta el nuevo emplazamiento, es la iglesia parroquial de San Juan también llamada de San Nicolás, en cuyas paredes todavía se pueden ver los números que ayudaron a su traslado y reconstrucción.
La iglesia con su perfil rematado por una línea de castilletes, que le da un marcado aspecto militar, ya se divisa un trecho antes de iniciar el descenso al cauce del Miño.
El templo fue construido entre finales del siglo XII y el primer tercio del XIII, su nave única de gran altura, se ilumina con la luz que penetra por dos grandes rosetones que se abren en ambos hastiales. La nave se estructura en cinco tramos delimitados por pilastras y semicolumnas adosadas con capiteles en altura, en los que se apoyan los arcos fajones. El edificio dispone de tres portadas ricamente decoradas, para acceder a su interior.
En el tímpano de la portada sur, habitualmente utilizada como acceso al templo, se pueden ver tres figuras, representando la central al obispo San Nicolás según algunos autores. En sus capiteles se ven a seres monstruosos y en las ménsulas el tan repetido ciclo muerte resurrección, además los clásicos leones devorando personas.
La portada oeste o principal, también la de mayor tamaño, está situada en alto de una escalinata presidida por la figura de un Cristo en majestad rodeado por la representación de un coro de ancianos músicos en la arquivolta interior, completando el conjunto capiteles decorados con motivos florales.
En el tímpano de la ubicada en el muro norte, se representa la Anunciación, en la que el Arcángel San Gabriel comunica a María su destino, a lo que ella responde con las manos alzadas y las palmas vueltas en señal de conformidad.
También se trasladó al nuevo emplazamiento, la portada occidental de la iglesia de San Pedro, recolocándose en una pequeña iglesia de nueva planta en una zona ajardinada al norte de la de San Juan.
El tímpano de su portada, está decorado con dos pequeños arquillos, en los que aparece la dedicación del templo y la fecha de su consagración en el año 1182.
La misma suerte corrieron la Capilla de Las Nieves y el único arco superviviente del antiguo puente romano, sobre el que originalmente se colocó la capilla a la entrada de la villa.
También se salvaron; además de una hornacina con la imagen de Santa Clara, el palacio de Berbetoros, el del General Paredes original del siglo XVI y actual sede del Ayuntamiento, junto al pazo de Conde da Maza, contemporáneo del anterior que remata el bonito conjunto de la plaza mayor, del nuevo Portomarín.
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