La leyenda cuenta que de vez en cuando un pajarillo, de especie desconocida en el país aparecía en las inmediaciones, bajaba al rio, se mojaba las alas y subía a limpiar una imagen de la Virgen que descollaba sobre el pretil de la vetusta mole.
El pueblo acudía en masa cuando le divisaba, y el pájaro, sin curarse de la muchedumbre ni del estruendo, emprendía y acababa su tarea como si estuviera solo. Pasadas algunas horas, levantaba el vuelo, desaparecía en los aires y no volvía a dejarse ver en años. Su llegada era presagio de sucesos prósperos, y de ahí el regocijo del pueblo.
Desde 1843, la imagen de la Virgen del Txori, se encuentra en el interior de la cercana iglesia de San Pedro.
Entre las múltiples versiones, de ésta popular leyenda, elegimos la que Madrazo recogió de Mané y Flaquer de Viaje al Pais de los Fueros de 1878 y Luis Vázquez de Parga, José M. Lacarra y Juan Uría Ríu, reproducen en Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela.
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