23 jun 2017

"Cades - Lebeña" 6ª etapa Camino Lebaniego


El pasado jueves 15 afrontamos por segundo día consecutivo y sexta jornada desde Villaviciosa, el tramo que separa Cades de Lebeña del Camino Lebaniego.


La que, sin muchas dudas, podía haber sido la etapa más bonita de todo el trazado, se quedó en el "podía" y ... menos mal, pues la cosa pudo acabar bastante peor.


Nada más salir de la Casona del Nansa y atravesar el puente del Arrudo, nos encontramos la primera señal de la mañana, ...


... que sobre la CA-856 nos conduce hasta la Ferrería de Cades para continuar por el mismo trazado de la carretera hasta el puente de Sobrelapeña, habiendo dejado atrás a lo largo de este tramo de poco más de 7 km., ...


... el mirador de La Palombera, bajo el que cambiamos la compañía del río Nansa por el de el Lamasón, y las casas de La Venta de Fresnedo.


Desde el puente, con la presencia de la encaramada iglesia de Santa María de Sobrelapeña, se continúa por la derecha para atravesar el pueblo y en suave ascenso continuar sobre la CA-282 durante los siguientes 3 km. para alcanzar el pueblo de La Fuente y la iglesia románica de Santa Juliana.


Desde donde se continúa 200 m. más, sobre la CA-282, hasta el primer desvío por la derecha.


Carreterilla por la que se continúa ascendiendo 1,3 km. hasta llegar al pueblo de Burio, ...


... donde la aparición de un amplio camino con hormigón "rayado" anuncia las rampas que nos esperan durante los siguientes 1.500 m. para ascender al Collado de Hoz, tras los que se recupera momentáneamente el tránsito por la CA-282.


Y como dice nuestro amigo Héctor, probablemente nos encontremos en uno de los lugares más bonitos del planeta … ¡pero no podemos verlo!.


Pues desde que iniciamos la jornada nos acompañó una espesa cortina de niebla que no nos dejó disfrutar del paisaje, ni un solo minuto en todo el día, … bueno para no mentir, un par de kilómetros antes de llegar a Lebeña nos permitió entrever parte del impresionante paisaje que nos perdimos durante la jornada.


Después de 700 m. por la CA-282 nos despedimos del asfalto por lo que resta de jornada, continuando sobre un marcado camino que por la izquierda desciende hasta Cicera.


Tras reponer fuerzas en Cícera, retomamos la marcha sobre una de las dos posibles opciones existentes para alcanzar Lebeña.


De las dos opciones nos enteramos a posteriori, ya que nos limitamos a seguir la señalización que desciende desde el albergue hasta el final del pueblo, para iniciar entre impresionantes castaños el largo y duro ascenso al Collado Arcedón.


Para después de tres duros kilómetros de permanente ascenso alcanzar el Collado.


Punto en el que la pésima señalización, la niebla y un poco de exceso de confianza, nos lleva a continuar por el trazado más lógico: la pista por la que venimos transitando desde Cicera, ¡craso error!.


Pues después de un buen trecho (algún que otro km.) de haber dejado atrás “los lirios” y ...


... el cargadero de ganado sin ninguna señal y sin batería en mi móvil, afortunadamente si en el de Ana, nos encontramos al buen Héctor que había decidido que ya estaba bien de caminar sin encontrar marcas y regresaba en busca de la última que había visto.


Así que con excelente criterio, pues de no haber sido así el futuro que nos esperaba era el llamar al 112, con gran dolor de corazón, decidimos acompañarle y volver sobre nuestros pasos hasta la última señal.


Estaca que se encontraba frente a “los lirios”, y para más detalles yo había visto y pasado completamente por alto al creer que era el indicador con el nombre de la braña, pues al encontrarse a unos metros del camino sin otra indicación ni rastro aparente de sendero así lo parece.


Así que una vez recuperados “los lirios”, con un poco menos de niebla, observamos que unos metros más arriba existe otra señal en un estado bastante precario de equilibrio y mantenimiento, que indica claramente que el Camino Lebaniego continúa junto al muro de la cabaña que se levanta frente al cargadero, para continuar girando hacia la derecha sobre una senda más marcada y evidente.


Por lo que la referencia a tener en cuenta, especialmente con niebla, debe de ser el de no rebasar el cargadero de ganado y continuar junto al muro lateral derecho que rodea la cabaña que se encuentra frente al mismo, pues “los lirios” pronto se marchitarán.


Así que tras esta aventura y haber aprendido que si en media hora (una para Héctor que está más curtido) no se encuentra ninguna señal se debe volver hasta la última vista, afrontamos los 5 km. de descenso que nos separan de Lebeña, ahora ya sin separarnos de Héctor.


En este tramo incluso la niebla abrió un poco y nos dejó contemplar, un trozo, del espectacular paisaje que nos rodeaba.


Ya en Lebeña, tomamos un taxi para irnos a Potes a reponer fuerzas, descansar y pasar la noche, que mañana será otro día, en el que queremos recorrer los 16 km. que separan Lebeña de Santo Toribio antes de las 12 de la mañana, para así poder llegar a la Misa del Peregrino.


En resumen: los más o menos 25 km. que inicialmente preveíamos recorrer, se convirtieron en treinta y muchos, envueltos por una permanente y en ocasiones espesa niebla, que además de no dejarnos ver nada del entorno por el que discurre la etapa, colaboró a darnos un susto en forma de pérdida.


Pero como decía “Willian” y repite Héctor; “all is well that ends well” (todo está bien si termina bien) y terminó francamente bien.


Pues de no haber sido por este incidente, no hubiese nacido una nueva amistad caminera, ni tampoco habríamos aprendido la lección de volverse cuando después de media hora caminando no se encuentran señales, … quien lo diría, después de viejos gaiteros.

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