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Atardecer en el monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes |
Hemos terminado una vez más, la tercera para mí, otra peregrinación a Santiago. esta vez por el camino de la Costa o del Norte.
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Con una "Estrella" |
La empezamos con prevención pues, a pesar de que suena muy bien eso de caminar cerca del mar, sabíamos que había tramos de mucha carretera y temíamos que la autovía hubiera destrozado sendas y nos obligara a largos rodeos.
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De Navia a Jarrio |
La primera parte hasta Ribadeo la hicimos por etapas los domingos y salvo las primeras hasta Muros de Nalón, fueron incómodas por los acercamientos con dos coches, que se iban haciendo más y más pesados a medida de que nos acercábamos a Galicia. Ya se sabe que este es el único método cuando no dispones de todo el tiempo que se necesita, pero resulta agotador.
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Atravesando uno de los pequeños ríos asturianos |
Las etapas en Asturias son especialmente duras por el continuo subir y bajar para salvar los ríos; constantemente sientes la presencia del Cantábrico, aunque no muchas veces camines cerca de él.
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Cerca de Cadavedo |
Son especialmente bonitas las etapas en las que pisas la arena de las playas o bordeas los acantilados, pero no hay muchas.
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Tramo por la playa de Peñarronda |
Ya en Galicia sufrimos un poco desde Ribadeo hasta Lourenzá y sobre todo nos costó la etapa desde Lourenzá hasta Abadín, salvando la Xesta, pues a la subida y los bastantes kilómetros se sumaron los 30° de ese día. El resto de las etapas más fáciles y llanas.
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Iniciando el ascenso a La Xesta |
El camino del Norte es solitario pero no tanto, parece que se ha convertido en una alternativa al camino Francés y según las opiniones de hosteleros y hospitaleros, está llevando mucha gente a Santiago.
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En Vilarchao, entre Sobrado y Boimil |
A mi me ha gustado más la parte asturiana, a pesar de su dureza y la verdad es que ahora mismo pienso que no volveré a repetirlo, aunque nunca se sabe. Le falta la riqueza cultural del Francés y la imponente naturaleza del Camino Primitivo, aunque el Camino es la experiencia que vives en él, es el cambio que se produce en ti mismo y eso no tiene nada que ver con el paisaje o con la belleza exterior. A veces hay milagros, otras veces no y casi nunca te das cuenta hasta pasado cierto tiempo.
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Entrando en Miraz |
El Camino te da la oportunidad de enfrentarte a ti mismo y esta vez he aprendido que todo depende de tu propia actitud, si no estás preparado el Camino te echa: una ampolla, una caída, un bajón, te pierdes....
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Llegando al alto de Braña |
Caminar es duro y maravilloso, es un desafío. Yo no sé por qué camino, pero sí sé que nunca soy tan yo misma como cuando camino.
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En el Monte del Gozo |
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