Según la leyenda, la fundación de Arbas fue debida a dos infantes, hijos de un rey extranjero, enviados por su padre a vivir con dos ermitaños en aquel solitario retiro y en castigo a cierto gravísimo crimen que habían cometido. Arrepintiérose al fin, y ayudaban a los ermitaños a favorecer el tránsito de los Peregrinos a Oviedo y a Santiago. El monarca extranjero intentó fundar en Arbas un monasterio, a cuyo deseo se adelantó el rey de Asturias.
Añadían los narradores de esta tradición que, durante su fábrica, cierto virtuoso varón llamado Pedro, que en ella trabajaba, oyó mientras dormía esta exclamación: ...
Acuarela de Gonzalo Gil |
... ¡Pedro, despierta! haciéndolo no sin sorpresa al ver cerca de sí un terrible oso que se cebaba en los restos de uno de los bueyes de la yunta de que se servía para el acarreo de los materiales de la obra; ...
... acercóse a la fiera y, como inspirado, uncióla al único buey que le quedaba, logrando con tan original pareja dar remate a la tarea.
Y ese es el motivo por el cual la puerta opuesta al altar, de la Colegiata de Santa María de Arbas, tiene dos modillones figurando toscas cabezas de oso y toro.
Texto procedente de: Las Peregrinaciones a Santiago y San Salvador Volumen II de Juan Uría Ríu.
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